Tuve DENGUE y te cuento todo lo que tenés que saber
Una investigación en primera persona que me hubiese encantado no hacer. —Por Vik Arrieta
Hola happimessy! Hoy nos tocaba hablar de Beyoncé, pero vamos a posponer su maravillosa historia para la próxima porque tengo DATITA que necesito compartirte hoy. Ya. Urgente.
Estamos en epidemia de dengue.
Y en los medios, no le están dando mucha bola. ¿Por qué? Bueno… digamos que en nuestro país, en este momento, la agenda setting pasa por otro lado. Este concepto quizás lo escuchaste alguna vez, quizás no, pero te voy a explicar —como buena Lic en Comunicación— de qué se trata:
Los académicos estadounidenses Maxwell McCombs (Birmingham, Alabama, 1938) y Donald Shaw (Raleigh, North Carolina, 1936-2021) acuñaron el término de agenda setting en la década de los 70, cuando ambos eran profesores de periodismo en la University of North Carolina at Chapel Hill. En su investigación demostraron que la audiencia suele otorgarle la importancia a los asuntos públicos en función de la frecuencia y profundidad con la que esos temas son tratados en los medios de comunicación. A raíz de esa investigación, publicaron el artículo titulado The Agenda-Setting function of mass media, que es uno de los más citados en estudios sobre comunicación de masas.
En “sencillito”: cuanto más vez una noticia, más importante pensás que es ese tema en tu vida.
Y la realidad es que no siempre es así (hay temas que nos impactan en lo cotidiano mucho más fuerte que el lugar que ocupan en los medios). Pero los grupos políticos y económicos dueños de los medios van a usar este recurso para manipular tus conversaciones. Entonces, si ayer prendiste la tele o leíste los principales diarios, los temas salientes en la agenda fueron la tormenta, las inundaciones, el DNU, el conflicto entre el presidente y la vice, la baja de tasas en los bancos, la apertura de importaciones de alimentos y medicamentos, las diferencias notorias entre precios de artículos de consumo masivo en distintos canales de venta y que Margot Robbie llegó a la Argentina para tomarse unas vacaciones en Chubut. Todos temazos, nadie lo niega, pero del dengue… ni una noticia. Y es que nuestro sistema de salud sigue atravesando una crisis multivariable y de momento no hay espacio en la agenda política para responder a esta necesidad de la ciudadanía. Hay que decirlo: en el borrador del famoso “Pacto de Mayo” (que junto al DNU se lleva mucho del run run mediático por estas horas), el primer punto es la defensa de la propiedad privada. ¿Y la salud? No estaría en ninguno de los 9 puntos restantes que, se supone, refundarán al país. “Prioridades” le dicen. En fin: este dato también explica el “seteo de la agenda” en relación a la epidemia del dengue. Pero… ¿al mosquito le importa? ¿Y a vos?
¿Por qué hablamos de epidemia?
Los organismos nacionales e internacionales son los encargados de determinar cuando una situación se vuelve epidemia, así que hay que escuchar lo que dice la OPS/OMS al respecto:
Teniendo en cuenta el comportamiento del dengue registrado en las primeras semanas del 2024, con aumento exponencial de casos notificados en varios países de la Región de las Américas, el cual sucede a un año en el que se registró el mayor número de casos de dengue reportado en las últimas décadas en las Américas; la Organización Panamericana de la Salud / Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS) reitera el llamado a los Estados Miembros para intensificar los esfuerzos y las acciones de control del mosquito Aedes aegypti (principal vector transmisor), además de continuar con las acciones de vigilancia, diagnóstico precoz y tratamiento oportuno de casos de dengue.
Para traducirlo a lo que pasa en Argentina, este titular:
¿Parecen pocos casos para hablar de epidemia? Bueno, tené en cuenta que se calcula que por cada persona con síntomas, hay 8 a 10 personas más cursando la enfermedad en forma asintomática.
Qué miedito, ¿no? Porque la forma en la que el virus se esparce, es a través de un mosquito que, una vez que está infectado, va a picar a unas 8-10 personas más antes de llenarse su pancita de sangre. Y cada una de esas 10 personas, se va a contagiar. En esta cuenta que llevan adelante científicos, te explican cómo se comporta este bicho maldito tan difícil de erradicar:
¿Cuál es el riesgo de que esta epidemia siga creciendo? El segundo contagio, en particular por otro tipo de dengue.
Qué implica que haya distintos serotipos
El virus del dengue tiene 4 serotipos identificados en el mundo. En la Argentina se han identificado hasta el momento 3 serotipos circulando hoy en el país: DEN-1, DEN-2 y DEN-3. Tiene predominio el DEN-2 seguido muy de cerca por el DEN-1. El DEN-3 circula principalmente en la provincia de Entre Ríos (10% de prevalencia).
Andrea Gamarnik, viróloga molecular, directora del Instituto de Investigaciones Bioquímicas del Conicet y la Fundación Instituto Leloir y ganadora de uno de los Premios de Platino Konex 2023: “Cuando ocurren coinfecciones de serotipos, los dos virus compiten. En general hay uno que se multiplica más y predomina”. Si una persona tiene co-infección de serotipos, no significa que tiene más riesgo de tener dengue grave. “Haber tenido dengue previamente sí es un factor que aumenta el riesgo de desarrollar dengue grave”, señaló.
En su laboratorio en Buenos Aires, Gamarnik y su grupo de colaboradores están trabajando en la identificación de las diferencias entre serotipos para el desarrollo de mejores vacunas. “Las diferencias entre los serotipos aún no se conocen a nivel molecular. Estamos por primera vez desarrollando herramientas moleculares para desentrañar cada paso de la multiplicación de los 4 serotipos dentro de una célula”, afirmó. Hoy hay estudios que han probado que la variante más virulenta es la DEN-2, seguida de la DEN-3, la DEN-1 y finalmente la DEN-4 es la que menos casos graves presenta.
En términos prácticos, si tenemos dos variantes que crecen al mismo paso, la estadística no nos juega a favor frente a un posible segundo contagio. Y como dice Gamarnik, ahí la cosa se pone complicada. ¡Pero espera! Tenemos herramientas, muchas, para hacerle frente a esto. Vamos a enfocar en lo positivo.
Cómo se vive el dengue
El 1 de marzo empecé con los síntomas: fiebre (38,5°C fue el pico, así que no piensen que hay que tener los famosos 40°C) y un cansancio extremo. El cansancio fue lo primero que me llamó la atención: había tenido un día largo, había hecho pilates a la mañana, había ido al dentista a la tarde, había caminado 40 minutos fácil… pero el cansancio que sentía, parecía equivalente a haber caminado toda la noche al santuario de la Virgen de Luján. No tenía relación. Me tiré temprano en la cama y empecé a notar que tenía esa sensación en la piel tan característica de la fiebre. Ahí aparecieron las primeras líneas. Me fui a dormir para esperar a ver qué pasaba, pero antes constate que mi hijo también había empezado a levantar temperatura. Listo, allá vamos de nuevo Covid… pensé.
Después de la fiebre vinieron los dolores: unos dolores de espalda que me corrían desde los omóplatos hasta la inserción de los glúteos. En mi memoria esto era parecido al trabajo de parto, la sensación de que mis músculos y articulaciones estaban en permanente extensión. Fueron 72 horas de no saber en qué posición acomodarme para transcurrir. Llegué a dormir en el piso. En paralelo, náuseas —más fuertes a la mañana— y total anorexia: cero hambre. Las primeras 48 hs comí una manzana y un par de galletas de arroz.
Mi hijo en paralelo desarrolló síntomas diferentes: dolor de cabeza, dolor detrás de los ojos, enrojecimiento de toda la piel, ojos rosados. Su fiebre duró 5 días, mientras que la mía solo 2. Yo también me “broté”, alrededor del día 6. Me asusté, porque empezaron a salirme petequias (puntitos rojos) en los tobillos y yo sabía para entonces que era un signo de que mis plaquetas estaban en descenso. Por suerte no tuve ningún otro síntoma de sangrado y las petequias se quedaron solo en ese lugar. Pasé la noche vigilándome el cuerpo (en paralelo, vigilando a mi hijo).
¿Aprendizajes? No todos tenemos los mismos síntomas.
Cuando hay epidemia de dengue, la primera droga para la fiebre debe ser siempre PARACETAMOL y NUNCA ibuprofeno —si te pasa como a mí, que tomaste un ibuprofeno o se lo diste a tu hija/o antes de saber, no sufras: no pasa nada probablemente con una dosis, pero cambiá rápido a paracetamol, en dosis de no más de 1 gr cada 8 horas para adultos y las que te indique el pediatra para tu hijo/a, o las que indique el prospecto (tené en cuenta que no todas las formulaciones son iguales en potencia, por eso es imprescindible conocer la formulación del fármaco para poder determinar la posología correcta). Si podés bancar el dolor, evitá usar paracetamol. No es lindo, pero el dolor pasa y tu hígado te va a agradecer que no le tires más fuego al incendio que ya está viviendo con este virus.
Cuando tengas sospecha de un virus, acudí a la guardia. NO te dejes estar porque es importante saber si estás contagiada, ya que cualquier mosquito que te pique se va a contagiar de vos y luego va a contagiar a más personas. En las guardias están al tanto de lo que pasa y si tus síntomas son claros te van a hacer un hemograma para ver el estado de tus plaquetas y un PCR DENGUE para determinar si tenés el virus en la sangre.
Una vez confirmado el diagnóstico, tenés que guardarte y evitar a toda costa que te pique otro mosquito: la manera es cubriendo brazos y piernas y rociándote con repelente cada 4 horas. Tomate esto muy en serio: por al menos 5 días después de que inicia la fiebre, sos una fuente de contagio. Está en vos cortar la cadena.
Cuando se corta la fiebre comienza la FASE CRÍTICA.
En ese momento, tenés que extremar la vigilancia de los síntomas de dengue grave. Básicamente, si la enfermedad progresa a su fase grave, vas a tener un descenso de plaquetas que te puede llevar a un shock. Por eso es importantísimo reaccionar rápidamente frente a los signos de alarma:
Dolor o sensibilidad en el estómago.
Vómitos (al menos 3 veces en 24 horas)
Sangrado por la nariz o las encías.
Vómitos o caca con sangre.
Sensación de cansancio extremo, inquietud o irritabilidad.
Retorno de la fiebre.
Qué pasa si tengo (o tuve) dengue
Vamos a lo importante: si tuviste dengue, por 3 a 6 meses estás protegida. Tendrás anticuerpos para los 4 tipos de dengue. Pero no van a durar para siempre: solo permanecen los anticuerpos para el serotipo de dengue que te contagiaste en forma primaria. Al cabo de 3 meses a 1 año, la inmunidad para los otros serotipos se pierde y ahí es donde se complica: si te volvés a contagiar para un serotipo que no sos inmune, las chances de padecer dengue grave se multiplican. No está muy claro en qué proporción, son cosas que todavía están en estudio, se sabe estadísticamente que hay serotipos que son más agresivos en un segundo contagio que otros, pero se desconocen aún los mecanismos.
Por esta razón, es importante que las personas que hayan tenido dengue reciban la vacuna. La ANMAT aprobó el uso de la vacuna del laboratorio Takeda contra el dengue. Se trata de la TAK-003 o Qdenga, una vacuna tetravalente viva y atenuada que se administra en dos dosis —la segunda a los 3 meses—, para prevenir la enfermedad, especialmente la versión grave (con un 80-83% de efectividad).
¿Quiénes deben aplicarse la vacuna?
Personas seropositivas de dengue. (Que tengan un PCR positivo).
Niños mayores de 4 años de edad.
Adultos que habitan en áreas con riesgo de transmisión, con o sin infección previa.
Personas que vayan a viajar a áreas endémicas, teniendo en cuenta el destino, serotipos circulantes, estación del año y tiempo de estadía.
Se contraindica su uso en:
Embarazadas.
Mujeres en período de lactancia.
Pacientes con hipersensibilidad a los principios activos o a alguno de los excipientes o a una dosis previa de Qdenga.
Personas con inmunodeficiencias congénitas o adquiridas, incluidos los tratamientos inmunosupresores como la quimioterapia o altas dosis de corticosteroides sistémicos.
Personas con infección sintomática o asintomática por VIH, cuando va acompañada de indicios de deterioro de la función inmunitaria.
¿Cuáles son los efectos adversos?
Reacciones leves, como dolor en el lugar de la inyección.
Dolor de cabeza y muscular.
Enrojecimiento de la zona.
Malestar.
Cansancio.
Fiebre.
¿Cuándo me pongo la vacuna?
Si tuviste dengue, tenés que esperar un poquito. Esto lo pueden determinar con tu médico de cabecera, pero nunca antes de que transcurra 1 mes del contagio primario. Esto es porque la vacuna no tendría ninguna efectividad. Se cree que la efectividad de la vacuna comienza a ser válida recién a partir de los 3 meses desde la fecha de contagio y que en realidad se vuelve óptima recién a los 6 meses. ¿Por qué? Porque precisamente, antes tenés anticuerpos. En todo caso, la función de la segunda dosis es reforzar la inmunidad, así que con esa segunda dosis te vas a asegurar de que la protección sea la más alta posible para vos.
Si no tuviste dengue, no tenemos forma de saber si en realidad tuviste un contagio asintomático: la única forma es sondear si tenés anticuerpos, pero eso hoy no se hace ni se recomienda. Lo que se recomienda es completar las dos dosis para asegurarte la protección. Si te ponés la primera dosis en la ventana de tiempo de la inmunidad adquirida por un primer contagio, la segunda dosis se va a encargar de corregir esto. Por eso son siempre 2 dosis.
¿Cómo nos libramos de esta epidemia?
Acá no vale encerrarse en casa, como hicimos con el Covid, porque el mosquito está precisamente adentro de los hogares: si no está en tu casa quizás está en la de tu vecino, porque vuelan entre 50 y 150 metros del punto en el que nacen y no más. Eso hace que una cuadra pueda tener 30 casos y dos cuadras al costado, cero casos.
Acá dejé todas las recomendaciones para eliminar al mosquito, en una publicación en instagram que te pido que compartas (en tus historias o mejor, por WhatsApp), porque muchas personas no tienen ni idea sobre esto:
Es súper importante que te tomes en serio esto: sin mosquito, no hay dengue.
Y escapar de un mosquito diminuto que te pica a la altura de los pies cuando estás en sandalias, es muy difícil. Créeme: yo me puse repelente todos los días, religiosamente, el que dura 10 horas. No me sirvió de nada, cuando el mosquito con dengue me encontró, me mordió igual. La forma de cortar el dengue, es que no haya mosquitos. Y mientras los científicos trabajan para encontrar maneras de restringirlos, nosotros tenemos que hacer nuestra parte.
Cuidémosnos entre todos. Como ya aprendimos, de las epidemias salimos todos juntos.
Hacé que este tema se instale en la agenda: el seteo hoy no está solo en manos de los medios masivos, con las redes sociales (WhatsApp incluido) podemos setear la agenda de nuestras comunidades. Compartilo con tus compañeros de trabajo, con los papás y mamás del colegio de tus hijos, con tus vecinos en el edificio. Ayudá a descacharrar y limpiar piletas y tanques, no importa si no son los tuyos, pero a veces en una casa hay personas ancianas que no pueden hacer esa tarea y necesitan ayuda. Preguntá: ¿alguien necesita ayuda para limpiar su patio? ¿Cortar el pasto? ¿Poner un mosquitero en una rejilla? Frenen en la oficina y encárguense de ponerle tierra a todos esos frascos con potus que adornan escritorios. Reenviá este correo a todos tus amigos.
Para seguirla:
Contame, ¿te enfermaste vos o alguna persona cercana de dengue? ¿En qué año? ¿Te vacunaste o pensás vacunarte?
Te dejo un resumen de todas las medidas de prevención en formato hoja A4, para imprimir y pegar en tableros de anuncios o para compartir en forma digital. Está en Canva, lo vas a poder editar.
Dengue récord: las cuatro causas por las que este año la epidemia se volvió más agresiva: esta nota de 2023, porque el año pasado también tuvimos epidemia, donde explican muchas cosas muy interesantes.
¡A setear agenda happimessy! ¡Nos vemos el próximo jueves!
Mi papá esta actualmente con dengue y me sorprendió recibir este newsletter porque en los medios NADIE esta hablando de lo grave que es todo lo que esta pasando. Me lo leí entero y es tal cual. Por favor cuidense y cuiden al otro!
Gran artículo...un gran trabajo