Grounding, la herramienta para cargarte de energía natural en medio de la ciudad
Esta semana y cerrando un mes de revinculación con la naturaleza, les proponemos una disciplina para la que no necesitan prácticamente nada más que un pedazo de tierra.
Por Tofu
Hace unos años y en pleno momentum pandémico fui a visitar a mi viejo, un señor de lo más lozano y movedizo, que en aquel momento acusaba casi 80 años. Cuando llego a su casa, me lo encuentro caminando en círculos por el perimetral de su jardín. No entendía muy bien qué pasaba, estábamos en plena pandemia, pero cualquier paisano podía a esa altura salir a caminar por el barrio sin que nadie abriera la boca. Y menos a mi viejo con el carácter que tiene. No podía entender por qué el prefería hacer el mismo y pequeñísimo circuito mil veces dentro de su casa.
Concluído su tour del encierro, como le decía en esa época, le pregunté el por qué de su "danza". Mi viejo me cuenta: "camino en el césped o la tierra todos los días. Al menos 10 o 15 minutos, porque es bueno para mi sistema nervioso. Lo leí en algún lado. ¿Vos sabés lo que me tranquiliza?". La verdad que poco, porque mi viejo es una locomotora en movimiento constante, pero seguramente para su psiquis, pasar esos 15 minutos al día "tocando" naturaleza, tenga su impacto.
Ese día recuerdo que charlando de todo esto, mejoramos el prototipo y le propuse que se tomara ese tiempo sin el celu, ni siquiera para escuchar música. Que esos 15 minutos diarios fueran verdaderamente dedicados al momento de contactar con la naturaleza de forma total, sin distracciones de la vida moderna.
Hoy, 3 años después de ese episodio, mi viejo no marcha, deambula, se pierde en el fondo del jardín, limpia algún arbusto de hojas secas, canta tangos, pisa las zonas de tierra pura, se embarra un toque y luego vuelve a pisar la frondosa grama del jardín. Porque curiosamente y me estoy dando cuentas de este dato mientras escribo estas palabras: mi viejo cultiva césped para jardines y obras. Es el encantador de césped.
Lo que mi viejo practica a diario recibe distintos nombres: grounding, earthing o simplemente caminar descalzo por la naturaleza. Se trata del mero contacto del cuerpo con el medio natural. No mucho más. Aplicando el sentido común, no nos parecería nada raro descubrir que esta conexión entre cuerpo y tierra estabiliza todo nuestro sistema nervioso, entre otras cosas.
¿Es quizás esta disciplina el nuevo abrazar un árbol? Es posible. Pero también pienso que en medio de un mundo donde cada disciplina, experiencia o situación se vuelve un consumo, es muy auspicioso encontrar actividades tan simples que no necesitan de nada que se adquiera online. Simplemente hacernos del bien inmaterial y valiosísimo para el mundo moderno: un ratito de nuestro tiempo.
Hay marcas que producen almohadones para meditar, sahumerios específicos para el chakra a trabajar, prendas de fibras orgánicas para que lo que toque nuestra piel no desentone con la tarea meditativa, hay retiros, apps, cursos online. Pero para todas estas actividades que se basan en el desapego, lo despojado y la mirada interna, no hay ningún objeto que sea verdaderamente necesario, más que nuestro cuerpo en estado de entrega.
Para practicar grounding y como decía arriba, sólo necesitamos un ratito de nuestro tiempo y una superficie verde, terrosa, de arena o de costa de un río o mar. No necesitamos poseer esa superficie, bien podemos escaparnos a la plaza más cercana en el próximo lunch break laboral.
Aquí les dejo dos miradas holísticas del asunto, que integran el funcionamiento del cuerpo, el factor emocional, el espiritual y hasta el electromagnético.
La mirada fisiológica:
Grounding simplemente significa volver a conectar el cuerpo humano conductor a la carga eléctrica natural y sutil de la superficie de la Tierra (electronegativa: dadora de electrones), una actividad de estilo de vida sin esfuerzo que influye sistémicamente en la función bioeléctrica básica del cuerpo. Reduce la inflamación, el dolor y el estrés, se mejora el sueño, el flujo sanguíneo y el retorno linfático/venoso al corazón, y se produce un mayor bienestar.
La hipótesis diagnóstica yace en en el “Síndrome de déficit de electrones”. Dicho déficit genera inflamación crónica a través de los radicales libres, llevando al desarrollo de enfermedades crónicas no transmisibles, dentro de las que podemos encontrar al cáncer, patologías que causan más de 40 millones de muertes al año y millones de dólares gastados en medicación.
Dr. Fernando Canievsky / @medicinadelmedio
La mirada budista
Más allá de los beneficios comprobables del llamado "earthing" o "grounding" (la práctica de caminar descalzo sobre la tierra, hierba o arena para contactarse con la energía de la naturaleza a través de los pies), es una muy buena "herramienta" para trabajar el "aquí, ahora y así" desde la mirada del Budismo Práctico porque ejercita nuestra atención plena, el conocido Mindfulness.
"Uno puede meditar en quietud
y también en movimiento."NURIA DOCAMPO FEIJÓO
Uno puede meditar en quietud y también en movimiento: como caminar "conscientemente". Para eso, sentir las plantas de los pies en contacto con el piso se transforma en un gran ancla para arraigarnos al momento presente y no dejarnos "arrastrar" por la mente "divagante".
"Trabajamos la idea de que somos parte
de un todo y no estamos separados
de nuestro entorno natural."Nuria Docampo Feijóo
Cada paso que damos nos ayuda a ponernos en contacto con el "aquí y el ahora" y cada paso descalzos nos trae al contacto con la Tierra. Trabajamos la idea de que somos parte de un todo y no estamos separados: respiramos aire, tomamos agua, hacemos contacto con los pies descalzos en el suelo, abrazamos a alguien.
Nuria Docampo Feijóo / @nuriamarciana
Periodista, astróloga, quien además trabaja con las herramientas del Budismo.
En este episodio de su podcast, Nuria propone hacer algo tan automático de manera plenamente consciente: meditar caminando. Sentir cada vez que el apoyo de nuestros pies toca el suelo, hacerlo en la naturaleza, darle una instancia de presencia total a cada ínfimo movimiento del cuerpo y a eso sumarle el registro del contacto con la materia orgánica.
¿Te tomás el tiempo para correrte de la rutina, el hormigón armado y la hiperconectividad? Con un pedazo de plaza o parque o jardín podés cortar la dinámica del día y darte un espacio para reloadearte.